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Si hay un tema sobre lo que no hay dudas es que la Argentina tiene un déficit habitacional escalofriante. Cifras más, cifras menos son unos 3 millones de unidades. Pero más doloroso aún es cuando esa cifra se multiplica al estimar sus posibles ocupantes y llegamos a que más de un cuarto de nuestra población tiene problemas habitacionales.
Su solución no es fácil. No admite reduccionismos ni intervenir operando en compartimentos estancos. Las respuestas posibles son complejas y variadas. Complejos habitacionales, monoblocks, viviendas con lote propio. Ubicación en terrenos periféricos o completando el tejido existente. Construcción prefabricada, industrializada, racionalizada o autoconstrucción. Operatorias públicas, privadas o público-privadas. Créditos a las constructoras o a la demanda. Vivienda nueva, vivienda semilla o programas de mejoramiento habitacional.
En la localidad de Derqui (Pilar), la fundación Vivienda Digna, que este año cumple 40 años de su creación, está llevando a cabo una experiencia que intenta, desde uno de esos campos de soluciones, tener un abordaje integral. Un proyecto de viviendas y urbanización para 97 familias, de las cuales 50 ya están finalizadas y las restantes 47 están en ejecución, cuya clave es la participación.
“Todo comenzó con una donación de tierra que hizo la Congregación Salesiana”, cuenta Alejandro Besuschio, director ejecutivo de Vivienda Digna. “Tenían un predio que les habían donado y querían destinarlo a viviendas sociales”, agrega.
Lo primero que hicieron fue un diagnóstico relevando la población, sus necesidades de vivienda, la infraestructura y los servicios existentes. Y qué organizaciones sociales estaban trabajando en la zona y quién eran las instituciones o referentes barriales. Con esos datos hicieron la convocatoria y la difusión del proyecto. Y a partir de allí, se reunieron con los referentes para contarles cómo trabajarían, qué se buscaba y cuál era el perfil de familia destinataria.
Las viviendas tienen por lo general 3 ambientes que incluyen un estar- comedor-cocina, baño y dos dormitorios, con generosas dimensiones. Están construidas con paredes de bloque cerámico revocadas que proveen buena aislación térmica. Tienen techo plano realizados con vigüetas premoldeadas y ladrillones de telgopor recubiertos por una capa de hormigón y el correspondiente contrapiso con pendiente. La terraza original, en algunas de las tipologías, está preparada para asumir futuros crecimientos. Y hasta tiene previsto el lugar interior para poner la escalera.
Las familias participan desde el comienzo de la planificación y construcción de su propia casa.
Lo interesante de la modalidad adoptada por Vivienda Digna es que la futura familia habitante de la casa se compromete desde el principio con la construcción de su vivienda y el barrio generando fuertes lazos en el tejido social. Durante la semana las tareas más complejas se hacen con cuadrillas de albañiles y durante los fines de semana son las familias las que agarran el balde y el fratacho y se ponen a trabajar.
El objetivo de la fundación, dice Celeste Fisch, directora técnica de Hábitat y Participación, es “Que Todos tengan un lugar donde llegar…” Y “Llegar a ´Todos´, reflexiona, fue un proceso de desafío y apertura. Apertura a distintas maneras de mejorar, a entender que sería con otros y con alianzas. El desafío es mucho, pero es posible mirado desde la esperanza”.
“Todos nuestros proyectos tienen como eje la participación de las familias a través de un espacio grupal”, agrega Cecilia Juana, directora social de Hábitat y Participación. “Los proyectos se hacen en grupo, las familias trabajan semanalmente los fines de semana en las casas de todos y en un barrio que va a ser de todos y además se reúnen semanalmente para ir tomando decisiones con respecto a la casa, la organización de la obra, la definición de los prototipos, capacitarse en relación al cuidado, al mantenimiento y crecimiento de la casa, entre otros temas que son comunes a todos como la crianza de los hijos, habilidades vinculares, etc.”
Además de la construcción de las viviendas, en Derqui ya hicieron las aperturas de calle con los cordones cuneta, el tendido de red eléctrica y el de agua corriente. Y harán un lugar con equipamiento comunitario para las actividades culturales y sociales del barrio.
Parte del equipo de Vivienda Digna en el obrador de Derqui.
Pero Vivienda Social no se conforma con resolverle el problema a este grupo de familias. “No pensamos el proyecto como una burbuja, asegura Besuschio, sino que nos propusimos la integración al barrio ya existente y trabajar de manera integral todo lo que es el mejoramiento del hábitat de la zona”.
Las casas ya terminadas y habitadas van tomando su fisonomía propia. Varios las pintaron con sus colores preferidos. Alguno de los vecinos le agregó un colorido toldo para decorar su frente; otro, levantó un cerco de mampostería que a manera de “ventana” incluye una rueda de carreta y le puso una tranquera como portón de entrada. Así Derqui, con el ingenio y los gustos de sus habitantes, va construyendo sus carácter e identidad propios.
Una de las casas terminadas, decorada por sus habitantes.
Faltan, en esta segunda etapa, las veredas, algunos cordones cuneta, hacer algún mejorado a las calles, la forestación. También cuentan que implementarán termotanques solares para mejorar la sustentabilidad de las casas y aportar a mejorar la economía familiar.
Vivienda Digna también está actuando en Benavídez, Ricardo Rojas, Tigre, donde según los casos está realizando obras de mejoramiento de vivienda, instalación de gas y acceso al agua potable y segura. Y están otorgando microcréditos para mejoramiento de la vivienda en San Martín, San Isidro, San Fernando, Tigre, Malvinas Argentinas y Pilar, dentro de Buenos Aires. Y en Wanda, Misiones.
Uno de los corralones de vivenda digna.
En el corralón se accede a materiales y muebles a precios muy accesibles.
“Por otro lado, concluye Besuschio, tenemos dos corralones sociales, uno en La Tablada y otro en Boulogne. Allí, las familias de escasos ingresos económicos pueden acceder a materiales de construcción y muebles a precios sociales”.
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